Consideremos un momento: la mayoría de las organizaciones no se entienden como una unidad con un único objetivo. A pesar que el trabajo se divida siempre en roles y jerarquías, una empresa debería desempeñarse como el cuerpo humano: cada sistema u órgano con una función especializada, pero todos jugando en equipo a favor del desarrollo.
“No me alcanzó el tiempo”, “la jefa ha pedido demasiado”, “la culpa es de la otra área”, “me he quedado sin internet”… ¿Te son familiares expresiones así? ¿En qué ocasiones las has oído? ¿Alguna vez has considerado de qué manera influyen en el desempeño de tu equipo de trabajo?
Cuando los miembros de tu organización evaden constantemente las consecuencias de una acción inadecuada, el trabajo unificado se entorpece. ¿Cómo mejorar resultados si no compartimos con los colaboradores la importancia de tomar responsabilidad por lo hecho? ¿Qué perspectiva podría empoderar su autopercepción y transformar la realidad con sus actos?
Como veremos a continuación, la responsabilidad y cómo la enfocamos son factores clave en el desarrollo de la transformación organizacional y la efectiva administración del cambio.
¿Listos para tomar nota?
¿Cómo (volver a) entender la responsabilidad?
“Responsabilidad” es una palabra intimidante para muchos. En un espacio de trabajo donde los errores se cargan de una connotación negativa, destructora, es natural que nadie quiera hacerse cargo de alguno. Pocas veces se la entiende más allá de la “presión” o el “castigo”.
Sin embargo, si nos detenemos un momento, notaremos que su significado, contenido en la misma palabra, poco tiene que ver con sanciones: la respons-(h)abilidad es la capacidad de dar respuesta a cualquier situación que nos interpela.
Como ya lo conversamos en otro artículo, la transformación organizacional involucra aplicar prácticas innovadoras de gestión humana. Luego de indagar a profundidad en nuestra situación, el segundo paso es la toma de consciencia. Es aquí que empezamos a aceptar la responsabilidad que tenemos sobre nuestros actos e integramos los errores que podríamos cometer. Ante una situación de fracaso, sin embargo, la responsabilidad puede enfocarse de dos maneras opuestas.
¿”Víctimas” o “protagonistas” de las circunstancias?: dos enfoques opuestos
El autor Freddy Koffman, en su libro “La Empresa Consciente”, nos relata una dinámica que comparte en sus seminarios para definir estos enfoques opuestos de responsabilidad: toma un lapicero, lo deja caer al suelo y le hace una pregunta a su audiencia… “¿Por qué se acaba de caer?”
Las respuestas más comunes suelen ser dos. Algunos responderán que fue “por la fuerza de gravedad”; otros, “porque usted lo soltó”. Considéralas por un momento… ¿Alguna es más falsa que otra? Seguro que no.
Aunque ambas respuestas sean válidas, utilizan perspectivas opuestas para explicar el fenómeno: al apelar a la gravedad, la responsabilidad queda fuera del poder de la persona; mientras tanto, con la segunda respuesta se asume la acción y la decisión tras la caída.
Este par de actitudes pueden definirse como de “víctima” o de “protagonista”. Usualmente, fluctuamos entre ambas, pero vale la pena recordar que, aunque nadie tenga elección de las circunstancias de su vida, sí puede decidir con qué emoción abordarlas y qué acciones tomar para enfrentarlas.
La Víctima (Actitud Defensiva/Explicaciones Reactivas)
Ante una situación de fracaso, es posible que prefiramos la evasión para sentirnos inocentes. En esta situación, la víctima es incapaz de reconocerse en las explicaciones, ni como parte del problema: su atención está enfocada únicamente en aquello que limita sus acciones y no puede controlar.
A pesar de protegerse momentáneamente, echarle la culpa a circunstancias externas obstruye las posibilidades de responder activamente a la situación. Si no podemos reconocernos responsables, no estamos asumiendo “inocencia”, sino más bien nuestra propia incompetencia.
Nuestra recomendación para ti y tu equipo de trabajo es dejar a un lado este enfoque. Para optimizar el flujo de trabajo en vez de entorpecerlo, resulta más gratificante asumir la responsabilidad y aplicar la actitud que te comentamos a continuación:
El Protagonista (Actitud Franca/Explicaciones Generativas)
Los fracasos o errores pueden asumirse desde la otra perspectiva también: ¡es posible enfrentar la circunstancia adversa! ¡Es posible enfocarse en factores sobre los que sí podemos influir! ¿Por qué atascarnos en situaciones que escapan de nuestro poder?
El protagonista entiende que los errores no deberían ir de la mano con el sentimiento de culpabilidad (la cual anula su capacidad de respuesta). Se considera a sí mismo parte del problema y se empodera para proponer soluciones. Es capaz de reconocer su aporte a la situación adversa para modificar sus propias acciones.
¿Por qué compartir la meta de ser “protagonista” de las acciones?
- Porque determina un sistema de creencias que enriquece el crecimiento personal y laboral de cada miembro del equipo.
- Porque así es posible evitar las explicaciones simplistas, enfocadas en echarle la culpa a alguien más.
- Porque amplifica tu campo de acción, en vez de limitarlo.
- Porque así es posible entender los fallos como oportunidades de mejora y crecimiento.
- Porque tiene una influencia positiva en los niveles de confianza de tu organización.
- Porque es un enfoque que resulta liberador, impulsando el aprendizaje en cada experiencia.
- Porque impulsa a cada colaborador a una constante autoevaluación.
- Porque ser conscientes del proceso es lo único que nos permite tomar pasos hacia un cambio constructivo.
Según la circunstancia, podemos (re) accionar como víctimas o protagonistas, pero nunca dejemos de considerar: ¿es más provechoso enfocarse en explicaciones que nos privan de poder o en las que nos lo confieren?
Un modelo de gestión distante, dividido y estratificado, tiende a generar colaboradores desentendidos, con enfoque de víctima. Nuestra consultoría de transformación organizacional te permitirá inculcar en tu organización el valor de la responsabilidad incondicional, expresión directa de consciencia, voluntad y libertad.